Feliz cumpleaños, Premier

CONRADO MARRERO

Celebra su onomástico entre familiares y amigos del béisbol.

Por: Tony Díaz Susavila	(antonio.diaz@inder.gob.cu)

jueves, 25 de abril de 2013 10:15 AM

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La Habana (25 abr).- LA LEYENDA del béisbol cubano y universal mundial que responde al nombre de Conrado Marrero festeja hoy sus 102 años de vida.

Conocido como “El Premier” o el “Guajiro de Laberinto”, por el nombre de la finca donde nació en Villa Clara, celebra su onomástico entre seres queridos, amigos y practicantes de la que es su gran pasión, la pelota.

Una de las primeras felicitaciones de la jornada fue de su alumno santiaguero, como él se considera, Braudilio Vinent, de los más ganadores de la pelota cubana.

«Le llamó temprano por teléfono para desearle muchos años más de vida», dijo a JIT su nieto Rogelio, quien anunció una jornada marcada por varias visitas.

Marrero trabajó casi un decenio en el oriente del país formando lanzadores, una labor que disfrutó tremendamente.

«Fue el padre, el guía, el entrenador expresivo con los atletas. Nos enseñaba todo lo que había aprendido y era exigente», comentó Juan “Coco” Gómez, lanzador en la década de los años.

Con 158 libras de peso en su anatomía de 1,73 metros de estatura, Marrero derrochó control y llegó con 39 años a las Grandes Ligas estadounidenses.

Con los Senadores de Washington, en la Liga Americana, jugó cinco campañas (1950-1954) durante las cuales archivó 39 triunfos ante 40 reveses, saldo positivo para un equipo considerado débil.

Antes, entre 1939 y 1945 en los torneos de la Unión Atlética Amateur de Cuba, tuvo exitosos desempeños en campeonatos mundiales y otras contiendas en las que ganó 127 veces y perdió 40.

Campeón mundial en cuatro oportunidades, disfrutó de balance de 11 victorias y cinco deslices en su derrotero a ese nivel.

Su entrega a lo que es su gran pasión le llevó a ser condecorado en 1999 con el título de Héroe Nacional del Trabajo.

Sirvan estas líneas como felicitación de la familia atlética de una nación que se enorgullece de contar con hombres de su estirpe.